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En memoria de Fernando Fuenzalida Vollmar

Intelectuales y gestores del sector cultura recuerdan al destacado pensador peruano en el décimo aniversario de su fallecimiento

Publicado: 2021-04-14

Por: Melissa Torres Fabián


Fernando Fuenzalida Vollmar (Lima, 1936-2011). Antropólogo, filósofo, sociólogo, pensador y humanista latinoamericano de la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI, condecorado por el Ministerio de Cultura del Perú con la Orden al Mérito por Servicios Distinguidos en el Grado de Gran Cruz en 2011. Fue el primer civil en ocupar el cargo de Director del Centro de Altos Estudios Nacionales del Perú en 2005 (anteriormente Centro de Altos Estudios Militares).

Fue docente en la UNMSM, PUCP, Universidad del Pacífico, entre otras; y profesor de la Academia Diplomática del Perú y de los Centros de Estudios Militares de la Fuerza Aérea Peruana y de la Marina de Guerra del Perú.

Realizó estudios doctorales en la Universidad de Manchester, y profundizó sus estudios en antropología física y arqueología mediterránea en la Universidad de Varsovia y la Universidad de Łódź. Dedicó la mayor parte de su obra al estudio de las transformaciones de la sociedad peruana en el ámbito político, social y cultural.

Entre sus libros más conocidos se encuentran: “Estructuras tradicionales y economía de mercado” (1969), “Dominación y cambios en el Perú” (1969), “El indio y el poder en el Perú” (1970), “Las ciencias sociales” (1976), “Tierra baldía. La crisis del consenso secular en la sociedad postmoderna” (1995) y “Agonía del Estado-Nación” (2008).

Hoy, en conmemoración por sus diez años de fallecimiento, publicamos los comentarios de diez intelectuales y gestores del sector cultura que tuvieron relación con Fernando Fuenzalida y su obra.


1

Fuenzalida era, cuando nos conocimos, ambos jóvenes, un muchacho alto, delgado, por lo general jovial, de deslumbrante inteligencia. Venía de una secundaria en la Inmaculada, y había leído y sabía de todo. Fernando vivía en una hermosa mansión, en Paseo Colón. En cambio yo venía de Lince, de un colegio estatal, había roto con mi padre por hacer estudios universitarios, y acaso no deberíamos habernos ni conocido, pero nos unía el Patio de Letras, San Marcos, la curiosidad por el saber, las ideas, la militancia. Estábamos en la juventud comunista, que era como un cuerpo de jesuitas laicos a la que no se entraba, te llamaban. – Hugo Neira Samanez. Lima, abril de 2011.


2

Podría decirse que su fructífera existencia se entrelazó preocupada, pero también eficientemente, con los acontecimientos que han sacudido al mundo y nuestra nación desde que concluyera sus estudios escolares con los religiosos jesuitas. En efecto, apenas ingresado en la Universidad Mayor de San Marcos se identificó con posiciones de avanzada y, más tarde, conoció directamente la realidad europea de post guerra en las universidades de Lodz y Varsovia, en Polonia y, posteriormente, en la Universidad de Manchester, en el Reino Unido. De vuelta al Perú se abocó al estudio del desarrollo regional andino, los autonomismos étnicos y neo-étnicos indígenas, el conflicto interétnico e interreligioso, las actividades subversivas, las distorsiones económicas y políticas introducidas por el narcotráfico, y las migraciones y los arcaísmos de la estructura administrativa del Estado en la región andina. – Luis Enrique Tord ✝. Lima, abril de 2011.


3

Nunca trabajé con Fernando pero sí lo conocí en nuestros años universitarios, en San Marcos, en los que nos vimos muchas veces y participamos también en actividades de resistencia a la dictadura de Odría, acciones en las que la Universidad de San Marcos tuvo un papel principal. Aunque a la distancia nuestra amistad se mantuvo todos estos años. Fernando formó parte del grupo de antropólogos que asesoró a la Comisión encargada de investigar la trágica muerte de los periodistas en Uchuraccay y su actuación en esa encomienda fue valiosa y responsable. Más tarde, cuando fui candidato a la Presidencia de la República por el Frente Democrático Nacional, Fernando me ofreció su colaboración y siempre le guardé agradecimiento por ese noble gesto. Sé que como profesor universitario e investigador desarrolló una importante tarea y que se ganó el respeto y la gratitud de todos quienes siguieron sus cursos y trabajaron junto a él. Todos quienes lo conocieron, estoy seguro, lo recuerdan con el mismo afecto y consideración que yo. – Mario Vargas Llosa. Madrid, junio de 2011.


4

Conspicuo antropólogo y filósofo peruano, brillante como pocos y de una curiosidad pantagruélica (poseía una asombrosa cultura que no se quedaba en mera erudición narcisista, contraviniendo la norma), Fernando veía el mundo en una dimensión tan amplia y compleja que podía identificar sin dificultad los vínculos y correspondencias entre fenómenos distantes entre sí para el observador casual, y tenía el raro poder de despertar en sus interlocutores las estructuras mito-poéticas que por lo común yacen apagadas (aunque clamorosas, en desconcertante contradicción) en la psiquis del hombre moderno. – Alexander Forsyth ✝. Lima, abril de 2018.


5

Tuve la fortuna de llevar el curso de Antropología y Epistemología, este curso nos ofreció la posibilidad de conocer el mundo de Empédocles y los presocráticos, su discurso en el aula era didáctico, estimulante, su elocuencia provocaba empatía y despertaba fascinación, su discurso amalgamado por años de docencia, experiencia y lectura le daba la destreza para provocar un viaje en el tiempo y en el espacio, todos sin abruptos y con escala en diversos parajes; frecuentemente construía puentes y atajos, ahí donde el intelecto anquilosado no sospechaba, así, nos hablaba del paralelismo entre el mundo presocrático, el mundo de las vibraciones, que según él, fue similar al mundo andino, en tanto que las piedras y todo cuanto hay en la naturaleza vibra, tiene vida y está animado por fuerzas supremas. A través de su retórica, nos dio a conocer su pasión por las genealogías, nos ofreció una versión renovada de Aristóteles, explicándonos el concepto de physis y la generación de la naturaleza, el concepto de materia y su presencia en el pensamiento de Antoine-Laurent de Lavoisier, pasando por la compleja discusión de tomistas, neoaristotélicos versus neoplatónicos, para luego empalmar con la discusión sobre el sentido de la materia en el positivismo y en la emergencia del capitalismo. Era una clase que nos dejaban sin aliento, maravillados por las genealogías y los puentes tendidos entre espacios y tiempos inimaginables. – Luis Alberto Suárez Rojas. Lima, abril de 2020.


6

Fernando Fuenzalida era una persona singular. Poseía una extensa biblioteca personal, con los libros más clásicos de la antropología social y cultural, pero en sus últimos años había acumulado un sinfín de textos online en una página web que llamaba –desafiante– la “Biblioteca del Diablo”. Dicha biblioteca personal, hoy se mantiene intacta en la sede de la Asociación Cultural Tierra Baldía, una organización fundada por su hija Rebeca –en su querido distrito de Miraflores–, con la finalidad de mantener con vitalidad el legado académico que dejara su padre. Un esfuerzo que, en las épocas actuales tan duras para el sostenimiento de espacios culturales en el Perú, solo se logra con grandes sacrificios. Fuenzalida era un escéptico científico social, pero con un alma abierta a la experiencia espiritual. Brillante orador, era capaz de sostener en vilo a su audiencia con una narración improvisada que parecía escrita con anterioridad. En síntesis, un apasionado del pensamiento. Y a diez años de su partida, su ausencia aún se deja sentir. – Armando Millán Falconi. Lima, abril de 2021.


7

Conocí a Fernando allá por los cincuentaicuatro y cincuentaicinco en San Marcos. Compartimos muchos lonches con sus padres en su casa del Paseo Colón. Conversamos y discutimos con Alberto Cheng, Félix Arias, Lea Barba y otros compañeros en su habitación llena de libros. Pocos saben que él hacía teatro (recuerdo haberlo visto actuar en La Cabaña) y leía letras de tangos a las dos de la tarde en la Radio Excelsior de Lima de la calle Amargura (yo leía noticias en la Radio Central de la calle Belén, a la espalda, en las mañanas.
Una vez nos persiguieron los matones de la candidatura de Manuel Prado en las elecciones de 1956 por despegar sus carteles. Y también pasé algunas semanas preso con él en la Cárcel Central de Lima por protestar contra Nixon ¡Qué tiempos! No me cansaré de repetir que fue el amigo más inteligente que tuve ¡Inovidable! – Héctor Béjar. Lima, abril de 2021.


8

Con Fernando, nos encontramos en las instalaciones de la Marina de Guerra del Perú a inicios del 2000. Poniéndonos al día en nuestras respectivas investigaciones, nos dimos cuenta que los Santuarios de la Geografía Sagrada y los espacios Geo-estratégicos, convergían. Me alentó a alinear y proyectar la isla San Lorenzo con sus pares. En los resultados, pendientes de entregar a la nación, va a estar presente su legado. Partió pero su luz nos quedó. – Mapi Fortunic. Lima, abril de 2021.


9

En su libro Tierra baldía (1995), Fuenzalida apostó por estudiar las nuevas formas de subjetividad que se desarrollaron globalmente tras el fin de la Guerra Fría. Como parte de los debates sobre la posmodernidad y el supuesto triunfo del capitalismo liberal, Fuenzalida registró y ayudó a comprender antropológicamente muchas tendencias culturales que hoy en día encontramos a la base del auge global de una derecha abiertamente reaccionaria, que se niega a aceptar la descomposición del neoliberalismo. Su lectura aporta claves para entender el presente, acaso de un modo más urgente que en los tiempos de su publicación. – Mijail Mitrovic Pease. Lima, abril de 2021.


10

Una década después de su muerte, el amor que siento por él y su cercanía se han hecho más fuertes y más profundas en mi vida.
Asociación Tierra Baldía es el homenaje de una hija a su amado padre. Honra su memoria y legado, y tiene como uno de sus objetivos centrales la difusión de su obra y pensamiento a todas las generaciones.
Es una tarea difícil para mí pues mi rama no son las letras, pero creo que este esfuerzo que estoy haciendo le da más valor y trascendencia a este homenaje, y me abre las puertas al mundo de mi padre, el cual respeto, valoro y admiro. – Rebeca Fuenzalida Bustamante. Lima, abril de 2021.


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